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Venezuela: convivir con dos monedas

Por: Carlos Sandoval Arocha

La banca venezolana sobrevive a la espera de un mejor momento, sobre todo si se materializa un cambio en las políticas económicas del gobierno en el país. Esto, que no es del todo imposible, les permitiría activarse a cabalidad

Aun cuando en Venezuela un alto porcentaje de transacciones sean en dólares, el bolívar no desaparecerá completamente

El tema de la dolarización en Venezuela tiene muchas aristas, en primer lugar, podemos afirmar que ya el país se encuentra en una dolarización de facto, puesto que un alto porcentaje de las transacciones -de compra y venta- se efectúan en dicha moneda, pero decir que esto será definitivo es muy arriesgado. Así lo afirma Carlos Sandoval Arocha, asesor financiero y presidente fundador de North International Bank (NIBank), quien advierte que «hay que considerar que el menguado flujo de dólares que entra y sale del país, hace que dicha economía sufra un efecto invernadero, una suerte de burbuja, con pocas ventanas abiertas hacia el sistema financiero internacional. La desaparición del bolívar sería perjudicial para el gobierno. Por eso, actualmente, este abrió a los bancos locales públicos y privados, la posibilidad de manejar cuentas en dólares para sus clientes».

«Además, para que en Venezuela la dolarización formal y definitiva ocurriera, sería necesaria la aprobación formal del gobierno norteamericano, lo cual luce muy improbable, incluso con Joe Biden en la presidencia. Es bueno recordar que el dólar es la moneda oficial en EEUU y, por lo tanto, se rige bajo la legislación de ese país. El tiempo en el que se prolongue esta situación dependerá de las nuevas políticas que adopte el recién instalado gobierno en Washington. No se vislumbran cambios muy radicales, al menos, en el corto plazo. Quizás veremos que se le abre alguna ventana adicional al invernadero, pero no por completo».

Activación del sector privado

El ejecutivo bancario apunta que es posible visualizar un poco más de movimiento en el sector empresarial venezolano. «Este año, se espera que EEUU flexibilice moderadamente el bloqueo que dificulta el desarrollo de la economía y que al final, perjudica principalmente al ciudadano común. Norteamérica pondrá el foco, sobre todo, en mejorar su propia economía».

Un dato interesante es que el saliente Trump, para su industria petrolera, siempre ha estado a favor del fraking, mientras que Biden está totalmente en contra. Un cambio en este sentido tendrá, sin dudas, un impacto significativo en la industria internacional, de la cual, en forma mucho más menguada, Venezuela sigue siendo parte.

Si el fraking desaparece o merma en EEUU, las empresas petroleras norteamericanas podrían ejercer presión para regresar a Venezuela. Hay la posibilidad de que algunas lo logren, con anuencia de ambos gobiernos. «No estoy hablando de una reactivación cabal de la industria petrolera venezolana, más bien de que se obtenga un margen de maniobra un poco mayor al que tiene ahora», apunta Sandoval.

Banca Nacional Vs Internacional

En Venezuela, la banca nacional, en este momento, tiene un rol bastante disminuido. Los encajes tan altos (prácticamente 100% de los depósitos) imposibilitan casi toda transacción. Solo se manejan los excedentes.  Además, con la inflación venezolana, prestar dinero en bolívares es un negocio poco conveniente. Los créditos en dólares solo son practicables para una población muy pequeña (inferior al 10%) y con niveles de riesgo muy altos. Una economía –bancaria- eficiente, en Venezuela, no parece ser probable en lo inmediato. «La banca venezolana sobrevive a la espera de un mejor momento, sobre todo si ocurre un cambio en las políticas económicas del gobierno que le permita activarse a cabalidad, lo cual no es del todo imposible», opina el presidente de NIBank.

En cuanto a la banca internacional es muy limitado lo que puede hacer en Venezuela, más allá de manejar remesas y proveer algunos medios de pago. La posibilidad de efectuar pagos por Zelle, mediante transferencias electrónicas desde cuentas internacionales o con tarjetas de crédito o débito que son propiedad de personas o empresas venezolanas (un universo mínimo), es un asunto con un futuro indeterminado. Se corre el riesgo de que en algún momento las grandes franquicias del sector bancario internacional dejen de aceptar el uso de medios de pago que están diseñados para manejo local, no para su uso fuera de los países de origen de dichos medios.

Desde NIBank, se ofrecerá a los venezolanos diferentes medios de pago, internacionales, que brinden seguridad y eficiencia. Esta es una interesante oportunidad de negocios que seguramente la institución financiera va a explorar en este año.

Ahora, para que la banca internacional pueda realmente participar de la economía venezolana, sería necesario un cambio sustancial de las políticas económicas y sobre todo, en el marco regulatorio, jurisdicción de SUDEBAN (Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario de Venezuela). «El principal reto de la economía venezolana, en este momento, es aumentar el número de ventanas abiertas en ese invernadero. Solo así, se logrará reincorporar el país al sistema financiero internacional y para eso, cuenta con nuestro compromiso», concluye Sandoval Arocha.

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