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¿Y qué va a pasar en el 2026? La «Pre-decisión» gerencial como hoja de ruta para 2026 en una economía petrolera

¿Y qué va a pasar en el 2026? ¿Ustedes saben qué va a pasar en el 2026?»

Con esta pregunta, el profesor Richard Obuchi dio inicio al programa «Anticipando el 2026 en Venezuela», organizado por el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), dejando clara una premisa: la volatilidad actual no es una anomalía que justifica la parálisis, sino el contexto natural donde el gerente venezolano debe operar.

La ponencia central de Obuchi se enfocó en desmontar la incertidumbre mediante el análisis de datos duros, ofreciendo una estructura de planificación basada en escenarios para que las empresas no dependan de la suerte, sino de la estrategia.

Petróleo y flujos de caja

El núcleo del análisis de Obuchi fue el reconocimiento del petróleo como el «eje gravitacional» de la economía para el 2026. Al proveer históricamente la inmensa mayoría de las divisas y los ingresos fiscales, el profesor instó a los gerentes a monitorear tres variables críticas de este sector: la estabilidad de los precios (con un barril rondando los $60), el esquema de licencias internacionales y la geopolítica de los mercados asiáticos.

Es en este punto donde la visión de Obuchi dialoga con la visión de varios ponentes en el reciente Caracas Gas Forum, organizado por el IESA: la energía es la variable transversal de la recuperación. Obuchi enfatiza la gestión del ingreso petrolero actual validando la tesis de que la monetización de los hidrocarburos (petróleo hoy, gas en la transición) es la única ruta macroeconómica viable para la reactivación del consumo que las empresas necesitan.

La gestión de los «Tres Lentes» y los escenarios 2026

Aterrizando en la economía doméstica, Obuchi destacó el fenómeno del pass-through casi inmediato, donde la devaluación se traslada a precios al día. Su recomendación fue operar con «tres lentes»: vigilando simultáneamente inflación, tipo de cambio oficial y marcadores paralelos.

Para navegar esto, el profesor planteó dos escenarios que exigen respuestas distintas, una metodología que se alinea con el concepto de «antifragilidad» explorado previamente en el evento Outlook 2026 del Instituto:

  1. Escenario de continuidad (Restrictivo): Si el entorno petrolero se complica, la empresa debe enfocarse en la eficiencia y la protección de caja. Aquí, Obuchi valida la pertinencia de estrategias como la «coopetencia» (colaboración entre rivales), un tema recurrente en la agenda académica del IESA para sostener mercados en contracción.
  2. Escenario de apertura (Expansivo): Si mejoran las licencias y el flujo de divisas, el reto cambia drásticamente hacia la competencia feroz por talento y captura de mercado.

El poder de la «Pre-decisión»

El mensaje final de Richard Obuchi fue un llamado a la agilidad, el éxito en 2026 no dependerá de adivinar qué pasará, sino de tener las decisiones tomadas de antemano.

«La pregunta no es si habrá dificultades, sino si su organización ya decidió qué variables liberar si el entorno mejora, y dónde ajustar si se contrae», concluyó Obuchi. Una invitación a que el empresario venezolano retome su rol histórico: no como víctima del entorno, sino como creador de su propio futuro.

El 2026 no permitirá improvisaciones. Ya sea para diseñar escenarios económicos antifrágiles o para estructurar modelos de compensación inteligentes, necesitas herramientas de alta dirección. El Programa Avanzado de Gerencia (PAG) es el espacio donde los líderes transforman la incertidumbre en estrategia.

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